Hoy queremos responder una pregunta que probablemente os hagáis muchos de vosotros a la hora de configurar vuestra cartera de inversión: ¿renta fija o renta variable? Y es que seleccionar los vehículos y productos más adecuados a nuestras necesidades es clave para que nuestras inversiones tengan éxito. Por eso, aunque nuestra labor es puramente docente y formativa y no ofrecemos recomendaciones de inversión, aquí contamos en qué consiste una y otra opción, cuáles son sus diferencias y las claves que hay que tener en cuenta a la hora de invertir en ellas.
Qué es la renta fija
Para saber si te interesa más decantarte entre renta fija o renta variable, antes tienes que conocer en qué consiste cada una de ellas. La renta fija es un tipo de inversión en la que la rentabilidad está garantizada de antemano. Se trata de activos de deuda, por lo que tenemos asegurada la devolución del capital, más una rentabilidad en forma de intereses, que se mantienen constantes hasta el vencimiento del préstamo que hemos realizado. La emisión de estos activos proviene de empresas o instituciones públicas.
Tipos de renta fija
En función de quién emita estos activos, podemos hablar de renta fija privada (las que emiten las compañías para financiarse), como los pagarés, las cédulas hipotecarias o los bonos y obligaciones; o renta fija pública (en el que el caso de que el emisor sea el Estado), donde se encuentran los bonos y obligaciones del Estado y las Letras del Tesoro.
Qué es la renta variable
Para que puedas elegir con criterio entre renta fija o renta variable, vamos a definir en qué consiste la renta variable. En este caso, se trata de invertir en acciones de empresas, cuya rentabilidad y capital invertido no están garantizados, pues dependen del comportamiento de los mercados y los beneficios obtenidos por la empresa en cuestión.
Consideraciones a la hora de invertir en renta fija
Debes tener en cuenta una serie de consideraciones a la hora de invertir en renta fija o renta variable. En el caso de la renta fija, puesto que se trata de un préstamo que hacemos a las empresas o instituciones, hay un plazo definido y una rentabilidad fija predeterminada. Las formas de invertir en renta fija son comprando directamente al emisor, por medio de una entidad financiera, en el mercado secundario de renta fija, o si invertimos en fondos de inversión de renta fija.
Invertir en renta variable
La principal forma de invertir en renta variable es mediante la compra de acciones de una compañía. La compra de estos activos la podemos realizar directamente en la bolsa de valores, a través de brokers o intermediarios o invirtiendo en fondos de inversión. La rentabilidad de esta inversión vendrá a través de la revalorización de acciones (si la cotización es superior al precio que hemos pagado por la compra) o mediante el reparto de beneficios de la empresa entre sus accionistas (lo que conocemos por dividendos).
Diferencias entre renta fija y renta variable
Cuando hablamos de cualquier tipo de inversión, siempre debemos tener en cuenta el trinomio rentabilidad / riesgo / liquidez. Esto se corresponde con los rendimientos que podemos obtener por la inversión, el riesgo que asumimos con la misma (la posibilidad de perder el capital invertido) y la disponibilidad que tenemos de retirar nuestro dinero cuando lo necesitemos. En la elección entre renta fija o renta variable existen diferencias entre cada una de estas variables, como te comentamos a continuación.
¿Cuál ofrece mayor rentabilidad?
Aunque depende del contexto macroeconómico, de la situación de los mercados y el comportamiento concreto de cada valor o activo, por lo general, la renta variable conlleva la posibilidad de obtener rendimientos mayores (pues también implica un mayor riesgo); por su parte, la rentabilidad de la renta fija la conocemos de antemano, por lo que no existe el riesgo de perder el capital invertido; esto implica que, al suprimir esa prima de riesgo, los rendimientos suelen ser menores. En todo caso, puesto que la rentabilidad de la renta variable está condicionada por la evolución de los mercados y las empresas concretas, también cabe de la posibilidad de que esa rentabilidad sea menor que la fija, negativa o que perdamos nuestra inversión.
Riesgo: renta fija o renta variable
Como ya has podido ver, las diferencias entre rentabilidad en renta fija o renta variable no siempre son como se prevé, y el comportamiento puede ser diferente al esperado. En lo que no existe duda es en las diferencias respecto al riesgo. En el caso de la renta fija, el riesgo de la inversión es menor; el único riesgo viene determinado por la inflación, el incumplimiento de las obligaciones de pago por parte del emisor, que no podamos vender el título porque no existen compradores, o la evolución de los tipos de interés, como veremos a continuación. Sin embargo, en el caso de la renta variable, el riesgo implícito es mayor, fundamentalmente, por la volatilidad que puedan tener los activos en los que invertimos (no tenemos garantizada la devolución del capital invertido). Por tanto, una estrategia para minimizar el riesgo será la diversificación (establecer una cartera de inversión con valores suficientemente diferentes como para compensar pérdidas con ganancias) y con un horizonte temporal lo suficientemente amplio como para reducir ese riesgo en función de posibles rentabilidades mayores.
¿Hay diferencias de liquidez entre ambas?
A pesar de que ambas cuentan con liquidez (podemos vender y comprar títulos en los mercados secundarios en los que cotizan), hay activos que pueden ser más líquidos que otros en ambas opciones (renta fija o renta variable), por lo que las diferencias de liquidez residen en la tipología del propio emisor. Lo que sí debes tener en cuenta es que, en el caso de la renta fija, se establece un tiempo de vencimiento determinado de antemano, mientras que, en el caso de la variable, podemos vender y comprar activos o acciones en cualquier momento.
El horizonte temporal
El horizonte temporal que establezcamos para nuestras inversiones será clave también para poder conseguir mayores rentabilidades y afrontar menores riesgo. Podemos aplicar esto a la renta fija o renta variable, ya que, normalmente, el largo plazo suele funcionar mejor en ambos casos (en el caso de renta fija por mayores intereses y en el caso de la variable para esa minimización de riesgo en pro de mejores rentabilidades). No obstante, la renta variable es la que suele gozar de un mayor comportamiento a largo plazo, ya que ese horizonte temporal mayor reduce la volatilidad asociada a este tipo de inversiones.
Conocer tu perfil inversor
Como ya has podido ver, la elección entre renta fija o renta variable depende, fundamentalmente de cuál sea tu perfil inversor; éste viene determinado por tus características personales y, fundamentalmente, por tu aversión al riesgo, necesidad de liquidez, horizonte temporal… De este modo, la renta fija suele ser más adecuada para un perfil conservador, mientras que la renta variable suele serlo para un perfil más arriesgado; los perfiles moderados suelen elegir entre una combinación de ambas. En cualquier caso, existen otros factores macroeconómicos que también influyen en esta elección (como veremos a continuación), por lo que la diversificación va a ser clave sea cual sea tu perfil, como también te explicaremos.
Los tipos de interés
Como adelantamos en nuestro artículo sobre si es conveniente amortizar la hipoteca cuando suben los tipos de interés, la situación de estos tipos también va a influir directamente en la decisión entre renta fija o variable. En momentos de tipos de interés bajos o negativos, la renta fija es mucho menos interesante que la variable, pues la rentabilidad esperada es muy baja. Mientras que, en el caso de la renta variable, al no depender su rentabilidad de estos tipos de interés, puede funcionar mejor en momentos en los que éstos sean bajos. En la actualidad, venimos de momentos de tipos de interés muy bajos (o negativos), pero estamos asistiendo a una estrategia de subida de tipos en la política monetaria de los bancos centrales, como estrategia para contener la inflación, y se prevé que en un futuro próximo continúen subiendo, por lo que debes tener en cuenta esto a la hora de decantar por un tipo de inversión u otra.
La situación de la inflación
La inflación también supone un riesgo para las inversiones, especialmente en el momento actual, en el que se sitúa en niveles bastante altos; y esto afecta más especialmente a la renta fija, ya que, aunque no implique riesgo de perder el capital invertido, si la rentabilidad esperada no supera a esta inflación, en términos reales, sí estaremos perdiendo dinero. Para evitar esta pérdida de poder adquisitivo, si tu opción es la tenta fija, es posible incorporar a tu cartera activos de que tengan un mayor riesgo de crédito (la solvencia del emisor es menor y el riesgo viene marcado por la posibilidad de impago), establecer un horizonte temporal más largo (para que las subidas o bajadas de tipos o de inflación afecte menos en términos globales), o, como estrategia más recomendable, optar por la diversificación, como te explicamos a continuación.
La diversificación es clave
Diversificar es fundamental para cualquier tipo de inversión; la correcta selección de activos lo suficientemente diferentes entre sí es lo que nos puede aportar la posibilidad de conseguir mayores rentabilidades y reducción de riesgo, compensando pérdidas y ganancias. Esta diversificación es importante aplicarla a los valores que incorporamos a nuestra cartera, pero también es necesario diversificar por sectores, geográficamente y en nuestra elección entre renta fija o renta variable. De este modo, aunque la composición concreta de la cartera depende de las características de cada inversor, los expertos determinan que los siguientes porcentajes podrían ser acertados: en el caso de un perfil conservador, 80% en renta fija y 20% destinado a renta variable; el inversor moderado equilibraría (50% / 50%) y en el caso de un perfil más arriesgado, 25% fija y 75% variable.
La importancia de un buen asesoramiento
Aunque la mejor forma de poner nuestros ahorros a trabajar por nosotros es la inversión (especialmente en contextos de alta inflación en los que perdemos poder adquisitivo con un ahorro inmovilizado), es importante recordar que toda inversión implica riesgos, como ya has visto. Por eso, sea cual sea tu perfil inversor o situación personal, es importante contar con un buen asesoramiento que te pueda ayudar a elegir las mejores alternativas de inversión y a conseguir mejores rentabilidades, minimizando riesgos y aprovechando las oportunidades que ofrecen los mercados.
Nunca dejes de formarte
La formación es clave en todas las áreas, pero en el caso del ahorro y la inversión, contar con conocimientos en Educación Financiera puede serla la diferencia entre el éxito y el fracaso; entre una buena o mala decisión, pero sobre todo, entre contar con una buena salud financiera o cometer muchos errores en la gestión de tus finanzas personales, que te pueden pasar factura con consecuencias nefastas para la economía de tu hogar.
Conclusión:
La elección entre renta fija o renta variable es una de las principales disyuntivas a las que se enfrentan los inversores. Las principales diferencias entre ambas residen en el trinomio rentabilidad / riesgo / liquidez, por lo que decantarse por una u otra opción vendrá determinado por nuestro perfil inversor y otras variables macroeconómicas, como la situación de los tipos de interés o la inflación. En cualquier caso, el secreto del éxito de este tipo de inversiones reside en la diversificación, en contar con un buen asesoramiento y en la formación. Si quieres ampliar tus conocimientos sobre este u otros temas relacionados con tus finanzas personales, te recordamos nuestro programa de Educación Financiera.
Comment (1)
Muy interesante artículo, muy didáctico y comprensible.