En distintos artículos os hemos venido hablando de la importancia de tener una buena salud financiera. Ésta es la clave de la tranquilidad y el objetivo a conseguir con la gestión de nuestras finanzas personales. Hoy os queremos explicar en qué consiste este concepto y cómo alcanzarlo, ya que se trata de un aspecto básico relacionado con la educación financiera.
¿Qué es la salud financiera?
Entendemos por salud financiera una situación de bienestar y tranquilidad al que se llega mediante la correcta gestión de las finanzas personales. Se podría traducir como la estabilidad en la economía familiar y está muy relacionada con los conceptos de libertad financiera y equilibrio entre ingresos y gastos.
¿Cómo se mide la salud financiera?
Pese a lo que se pueda pensar por la subjetividad que implica este concepto, hay una serie de indicadores que permiten determinar la salud financiera de una persona o familia. Algunos de ellos son:
- Que los gastos no excedan los ingresos
- Ser solvente en los pagos de las facturas
- Contar con ahorros suficientes
- Tener un nivel de deuda aceptable
- Poseer un buen historial de crédito
- Contratar los seguros adecuados
- Tener una buena planificación financiera
¿En qué ratios fijarnos para valorar nuestra salud financiera?
Los ratios son valores que nos permiten medir algunas variables clave en nuestros finanzas personales. Para saber qué es la salud financiera, debes conocer qué tipos de ratios observar para determinarla. Algunos de ellos son:
- Ratios de liquidez: identifica los fondos disponibles y se relaciona con la capacidad que tenemos para hacer frente a nuestras obligaciones económicas.
- Ratios de solvencia: también se conocen como ratios de garantía. Se trata de medir la relación entre nuestros activos o bienes y las deudas que tenemos. Podemos hablar de situación de superávit (si son mayores los primeros) o déficit (si las deudas son mayores y el ratio es negativo).
- Ratios de endeudamiento: similares al caso anterior, pero se diferencian en que relacionan la cantidad de deuda que tenemos frente a nuestro patrimonio. Los ratios de solvencia miden nuestra capacidad de hacer frente a esas deudas y el de endeudamiento, el porcentaje de deuda que tenemos frente a nuestros ingresos.
¿Cómo conseguir la salud financiera?
Una vez que hemos entendido qué es la salud financiera, el paso siguiente es prepararnos para conseguirla y mantenerla a lo largo del tiempo. A continuación, te detallamos algunos consejos que te pueden ayudar en este propósito.
La educación financiera es clave
Entender conceptos, saber en qué parte de tus finanzas personales debes trabajar más o conocer los retos a los que te puedes enfrentar en la gestión de tu economía familiar, es un punto de partida fundamental para alcanzar la salud financiera. Por eso, te recomendamos que te formes en alguna escuela de educación financiera que te permita adquirir todos estos conocimientos.
Como siempre, el presupuesto es el inicio
No puedes conseguir salud financiera si no sabes cuál es la situación de tus finanzas personales. Necesitas conocer cuáles son tus ingresos y gastos para poder planificarlos, trabajar en la partida que necesites para conseguir el equilibrio y planificarte de la forma más coherente. Y esto lo conseguirás realizando un presupuesto. Te compartimos este artículo sobre cómo hacer tu presupuesto personal, que te puede ser de gran ayuda.
Controla el gasto
Si has entendido qué es la salud financiera, sabrás que disminuir la partida de gastos será una forma fundamental de conseguirla. Estudia cómo reducir los gastos mensuales y trabaja en aquéllos que hayas identificado como los qué más impactan en tu presupuesto o mayor capacidad de maniobra tienes para reducirlos de forma efectiva.
Actúa con planificación
Reducir el gasto no es una tarea fácil. Necesitas ser ordenado, riguroso y constante para que tu esfuerzo dé sus frutos. Tener una correcta planificación de gastos (detallados de forma precisa), ingresos y ahorro, con previsión y concreción, te ayudará a conseguir la salud financiera.
Trabaja sobre el ahorro
Ahorrar es una labor fundamental para alcanzar tranquilidad en la gestión de tu economía familiar. No se trata de ser austero, sino de ser ordenado también en esta partida. Te recordamos este post sobre el fondo de emergencia, qué es y cómo crearlo. También te puede ayudar identificar áreas concretas en las que puedes trabajar sobre el control del gasto y el ahorro; un ejemplo es cómo ahorrar en tus vacaciones de verano o los consejos que os compartimos hace algún tiempo sobre cómo ahorrar en la factura de la luz.
Establece objetivos concretos
Como ya os hemos adelantado, no se trata de ahorrar lo que te sobra, sino de establecer una cantidad fija que destinar a este fin a principio de mes, que, si es posible, debes apartar para no caer en la tentación de utilizarlo. La cantidad depende de tu situación concreta, pero es importante que te fijes unas metas de ahorro temporales, claras, objetivas, medibles, ambiciosas, pero realistas y alcanzables.
Aprovecha ofertas y días clave
En esta labor de ahorrar y reducir gastos, puedes servirte de la estacionalidad comercial; es decir, aprovecha los días de ofertas especiales (temporada de verano o invierno) y los días clave (Blackfriday, o días sin IVA de algunos comercios) y realiza las compras previstas en los períodos que puedes beneficiarte de mayores descuentos.
La inversión como forma de rentabilizar tus ahorros
La variable opuesta a los gastos son los ingresos. Además de reducir los primeros, también puedes intentar aumentar los segundos. Una fórmula de conseguir ingresos más allá de los que recibes por tu trabajo, puede ser la inversión. Ya os hemos hablado anteriormente sobre la posibilidad de invertir en criptomonedas; también os ofrecimos las claves para invertir en fondos de inversión; o, si preferís otro tipo de vehículos, os recordamos este artículo con 15 consejos para invertir en bolsa; para los que os decantáis por el ladrillo, aquí tenéis información sobre la inversión inmobiliaria en España.
Revisa tus inversiones de forma periódica
Una vez que te hayas decidido a invertir, es importante que lleves un control sobre tus inversiones. Como punto de partida, debes saber con qué vehículos de inversión te sientes más cómodo; para ayudarte en esto, te recordamos nuestro post sobre cómo conocer tu perfil inversor.
Utiliza la economía colaborativa
También podéis conseguir ingresos extra mediante la economía colaborativa; a día de hoy, hay infinidad de aplicaciones que permiten obtener un dinero adicional vendiendo los bienes que ya no utilizas.
Mantén un historial de crédito saludable
Como hemos comentado cuando explicábamos qué es la salud financiera, uno de los ratios en los que debemos fijarnos es el de solvencia. Es muy importante que lleves al día tus pagos, especialmente el de tus deudas y créditos, en su totalidad y en tiempo y forma; esto te aportará tranquilidad en tus finanzas personales, o lo que es lo mismo, la ansiada salud financiera.
Controla e intenta reducir tus deudas
Otro de los ratios para medir la salud financiera es el de endeudamiento. Debemos destacar que endeudarse no siempre es malo; pero es importante que no lo hagas por encima de tus posibilidades (los expertos recomiendan que no se supere el 35% de los ingresos). También es fundamental tener en cuenta, en el caso de tus deudas, el fin para el que las adquieres; la vida útil del bien no debe ser inferior al tiempo en el que vas a estar endeudado (como es el caso de los créditos para las vacaciones). Un factor a destacar es que, pese a lo que solemos pensar, los créditos no son inamovibles; puedes renegociarlos para intentar conseguir mejores condiciones.
Ojo con las tarjetas de crédito
El uso de las tarjetas de crédito nos permite diferir los pagos y, en ese sentido, pueden ser de ayuda en los momentos de menos liquidez. Pero es importante no perder de vista esos cargos y tenerlos en cuenta en nuestra planificación, para que no se nos vuelva en contra.
Evalúa tus seguros
Los seguros pueden favorecer nuestra salud financiera, ya que nos protegen contra una posible contingencia que, de producirse, nos supondría un desembolso mucho mayor que el que supone el pago de la prima. Pero es importante que estudies bien para qué los necesitas, qué tipo de seguro y cuál es el que mejor cubre tus necesidades. Como siempre, valorar las distintas opciones del mercado y elegir la que mejor se ajuste para conseguir las mejores condiciones será la clave.
Revisa las comisiones bancarias
Del mismo modo que en el caso de los seguros, es importante que estudies las condiciones que te aplican las entidades financieras por los servicios que te ofrecen y que compares y elijas las compañías que te puedan ofrecer unas condiciones más ventajosas.
Sé previsor con los impuestos
Dentro de tu planificación financiera, no debes perder de vista los impuestos. Hay una serie de gravámenes que sabes que debes satisfacer periódicamente, así que es importante que los preveas también en el presupuesto. Contar con el asesoramiento adecuado también en esta área te puede facilitar rentabilizar el pago de impuestos de forma positiva para tu salud financiera.
Aprovecha las becas y ayudas
Hay muchas líneas de subvenciones y ayudas para la economía familiar a las que seguro que puedes tener acceso. Es importante también que te informes de todas a las que puedes optar, pues pueden ser un aliciente para tu economía.
Conclusión:
La salud financiera es el bienestar asociado a la correcta gestión de las finanzas personales. Hay una serie de indicadores y ratios que la miden y algunas actuaciones que puedes llevar a cabo para mejorarla, como formarte en educación financiera, realizar un presupuesto, controlar gastos y deuda, fomentar el ahorro y la inversión y rentabilizar los pagos de diversos servicios y productos asociados a nuestra economía familiar y personal, entre otras cosas.