Hoy, queremos hablar de un tema directamente relacionado con la inversión: los derivados financieros. Y es que, aunque nuestra labor es puramente docente y formativa y no realizamos recomendaciones de inversión, queremos contarte todo lo relacionado con este producto que puede afectar positiva o negativamente a tu salud financiera. Si quieres conocer qué son, para qué sirven, ventajas, desventajas y qué debes tener en cuenta a la hora de invertir en derivados financieros, no te pierdas este artículo en el que te contamos todo lo que necesitas saber al respecto.
Qué son los derivados financieros
Entendemos por derivados financieros los productos cuyo valor depende del precio de otro activo. Estos activos (llamados activos subyacentes), de cuyo precio depende los derivados, pueden ser de muy diversos tipos, ya sean financieros (bonos, valores de renta fija o renta variable…) o no financieros (materias primas, etc.). Se trata de contratos o derechos de propiedad determinados por el valor de esos otros productos subyacentes.
Origen de los derivados financieros
Podemos encontrar este tipo de producto ya en la Época Antigua; concretamente, hay constancia de un contrato de Tales (filósofo) sobre algo tan cotidiano como las aceitunas. Tales auguró una gran cosecha para el año siguiente y pagó una baja comisión para asegurarse el derecho de las prensas y poder cobrar un precio alto por su uso. Podemos considerarlo un derivado porque no compró el activo en sí (las aceitunas) pero el valor del contrato sí se basaba en su precio. También podemos encontrar ejemplos en Japón durante el siglo XVIII con la venta de las futuras cosechas de arroz a un precio determinado (cuyo valor dependía del éxito de esas cosechas). En 1.972, el International Monetary Market de Chicago introdujo estos productos como futuros sobre divisas; y en 1.976 también se negociaban los futuros sobre tipos de interés (con un contrato a futuro sobre el Bono del Tesoro a diez años). A principios de los 80, había 16 tipos de contratos de futuros y fue en esta época cuando también estos productos dieron el salto a Europa.
Cómo funcionan los derivados financieros
Los derivados financieros son uno de los productos de inversión con mayor complejidad, ya que cuentan con un alto grado de apalancamiento: con un depósito pequeño de capital, el volumen de la inversión puede ser mucho mayor (y por lo tanto, las ganancias o pérdidas, también). Así, cuando se utilizan para minimizar los riesgos (operaciones de cobertura), se busca protegerse de ese riesgo en las operaciones, en los momentos en los que los precios evolucionan desfavorablemente; mientras que cuando se utilizan como una inversión más (operaciones de especulación), son una especie de apuesta del inversor por adivinar el sentido y magnitud de los precios del activo subyacente. Por lo tanto, son productos que requieren de formación, conocimientos, tiempo, seguimiento y capacidad para asumir altos riesgos.
Características de los derivados financieros
Algunas de las principales características de los derivados financieros son:
- Su precio depende del activo subyacente, que puede ser cualquier tipo de activo.
- Se pueden negociar en mercados organizados o no organizados.
- Se liquidan a plazo (en ese momento, pueden ser por un importe o un bien, el activo subyacente).
- Son muy volátiles.
- Bien utilizados, permiten aprovechar todas las opciones de una cartera de inversión.
Para qué sirven los derivados financieros
En relación a su finalidad, podemos distinguir entre derivados de negociación (especulación sobre el precio del activo subyacente), de cobertura (posicionándose en sentido opuesto al activo subyacente en el mercado de futuros) o de arbitraje (posicionándose en corto y largo en el mercado para aprovechar la corrección del mercado en alguno de los dos sentidos).
Tipos de derivados financieros
Como hemos visto, son muchos los activos subyacentes que pueden marcar el valor de un derivado financieros; esta es la primera tipología que podemos distinguir: sobre productos financieros (acciones, divisas, valores, tipos de interés…) y sobre productos no financieros (commodities, materias primas, etc.).
Tipos de derivados por su complejidad
- Plain vanilla: los más sencillos.
- Derivado exótico: los más complejos, normalmente operaciones entre grandes bancos.
Principales derivados financieros según el tipo de contrato
En función de la tipología de contrato, podemos distinguir los siguientes tipos de derivados como los más comunes:
- Swaps u operaciones de permuta: de los más usados, se negocian en el mercado extrabursátil para intercambiar flujos monetarios o pagos según las condiciones del contrato.
- Futuros: con la obligación de comprar o vender en una fecha y según un precio preestablecido.
- Fordwards: contrato a largo plazo para comprar o vender el activo, detallando la fecha para el intercambio de bienes y dinero.
- Opciones: otorgan al comprador el derecho a comprar o vender el activo, pero no la obligación de hacerlo.
- CFDs: contrato por diferencia para especular sobre el precio de un activo.
- Certificados: se negocian en bolsa y replican la evolución del activo subyacente.
- Warrants: similar a las opciones, pero se negocian fuera de los mercados bursátiles.
Mercados de derivados financieros
Según el lugar donde se realice el contrato, pueden ser derivados de mercados organizados (como el bursátil, con una mayor transparencia y estandarización) o extrabursátiles (OTC: Over The Counter), operaciones directas entre compradores y vendedores fuera de los mercados bursátiles.
Apalancamiento en los derivados financieros
En nuestro artículo sobre qué es el trading y cómo funciona, os hablábamos del apalancamiento. Esto es muy común también en el caso de los derivados financieros. Se trata de invertir por una cantidad mayor del capital aportado (como si fuese un préstamo) lo que permite la posibilidad de mayores ganancias, y también mayores pérdidas. El desembolso inicial (en forma de garantía) será un porcentaje del valor total de tu posición (el resto lo adelanta el proveedor); si la operación ofrece beneficios, serán por el valor total (no por el depósito inicial) pero si da pérdidas, también serán por ese valor total.
Derivados financieros y riesgo
Como ya hemos adelantado, los derivados financieros implican un alto riesgo, entre otras cosas, por ese apalancamiento. Se trata de un producto complejo que exige formación, ya que es muy difícil prever el comportamiento de los activos subyacentes, especialmente en un determinado tiempo.
Ventajas de los derivados financieros
Una de las ventajas de estos productos es ofrecer una cobertura que pueda minimizar los riesgos de las variaciones de los mercados. En el caso de que la inversión resulte favorable, el apalancamiento también juega a nuestro favor, pues multiplica los rendimientos. Además, el hecho de no adquirir el activo subyacente hace más dinámicas las operaciones, pudiendo operar en un plazo más breve y abriendo mayores oportunidades; por último, las comisiones asociadas no suelen ser muy altas.
Desventajas de los derivados financieros
En cuanto a las desventajas de este producto, podemos destacar el elevado riesgo que conlleva, así como su complejidad y la alta volatilidad de estos vehículos de inversión; la posibilidad de altas pérdidas por el apalancamiento; el hecho de no recibor derechos de accionista, puesto que no compras el activo subyacente; el poder operar en mercados extrabursátiles también implica menor regulación y riesgos de estafas; además, no son productos vinculados al largo plazo, sino para operar en período breve de tiempo, lo que implica una necesidad de mayor formación y dedicación.
Qué debes tener en cuenta a la hora de invertir en derivados financieros
Lo primero que debes hacer es conocer tu perfil inversor, pues se trata de un producto que no es adecuado para cualquier tipo de inversor por el alto riesgo que conlleva. También deberás tener en cuenta si cuentas con la formación y el tiempo suficiente como para manejar este tipo de productos tan sofisticados. Si consideras que no es un tipo de inversión adecuado para ti, puedes optar por otro tipo de opciones como la inversión inmobiliaria, los fondos de inversión, las criptomonedas, el crowdfunding u otros muchos activos.
Conclusión:
Los derivados financieros son contratos o derechos de propiedad cuyo valor depende del precio de otros productos denominados activos subyacentes, que pueden ser de muy diversos tipos. Se trata de un vehículo de inversión complejo, que implica un alto grado de volatilidad y riesgo, pues que en ellos se utiliza apalancamiento. Bien gestionados pueden ser una opción para minimizar el riesgo de los mercados bursátiles, pero debes tener en cuenta que también es posible su negociación fuera de estos mercados, lo que lleva implícito una menor regulación y la posibilidad de estafas. Por su tipología, son inversiones destinadas a un perfil arriesgado, bien formado y con tiempo para dedicar a su seguimiento. Si quieres saber más sobre cualquier otro tema relacionado con tus finanzas personales, te recordamos nuestro programa de Educación Financiera.