Hoy, queremos ofrecerte una serie de consejos para pedir un préstamo, y, sobre todo, todo lo que necesitas saber en relación a los créditos y tipos de préstamos que puedes solicitar, con el fin de que no impacte de manera negativa en tu salud financiera. Y es que, a lo largo de nuestra vida, son muchas las ocasiones que nos pueden llevar a necesitar un dinero adicional. Endeudarse no siempre es malo, pero deberás hacerlo teniendo en cuenta una serie de variables que te permitan gestionar de manera correcta tus finanzas personales.
Qué es un préstamo
El préstamo o crédito es una herramienta financiera de financiación mediante la cual una persona o entidad deja dinero a otra con el compromiso de devolución de la cantidad solicitada más los intereses en un determinado plazo de tiempo que se determina en un contrato que recoge todas las condiciones.
Tipos de préstamos
Además del préstamo entre particulares, los créditos que se solicitan a una entidad financiera o bancaria pueden ser de los siguientes tipos:
- Préstamos personales: suelen ser de cantidades relativamente pequeñas destinadas a financiar diversas contingencias como unas vacaciones, gastos inesperados, etc.
- Préstamos al consumo: también suelen ser de cantidades no muy altas y un plazo de devolución relativamente corto y se pueden dirigir a la compra de distintos productos (coches, muebles, electrodomésticos). En este caso, no sólo los ofrecen las entidades bancarias o financieras, sino los propios proveedores del producto en cuestión.
- Préstamos hipotecarios: destinados a la compra de una vivienda, suelen ser de una cantidad mayor y con un plazo de devolución más largo. Si quieres profundizar en este tema, te recordamos nuestro artículo con consejos sobre cómo solicitar una hipoteca.
- Préstamos para empresas: los utilizados por las compañías para financiar procesos de producción, expansión, adquisición de activos o desarrollo de proyectos. Un ejemplo de este tipo de préstamos sería el crowdfunding, que está teniendo un gran auge en los últimos años.
- Préstamos de estudios: aunque se trata de créditos más comunes en países anglosajones, este tipo de préstamos se dirigen a cubrir las necesidades relacionadas con matrículas universitarias y cursos de formación y sus condiciones suelen ser más beneficiosas que un préstamo personal.
En cuanto al tiempo de duración (y devolución) del préstamo, los podríamos clasificar en créditos a corto plazo (de menos de un año de duración), a medio (de entre uno y tres años) y a largo plazo (cuya devolución se alarga en un período de más de tres años).
Elementos de un préstamo
Antes de entrar en los consejos para pedir un préstamo, existen una serie de conceptos que debes tener en cuenta, pues se trata de los elementos básicos que componen el préstamo. Estos son:
- El capital: el dinero solicitado.
- Los intereses: el porcentaje que cobra la entidad financiera o el prestamista por dejarte ese dinero. El tipo de interés puede ser fijo o variable en función de las condiciones del contrato. El índice de referencia que se suele aplicar en España para el cálculo de intereses (especialmente en los créditos hipotecarios) es el euríbor.
- El plazo: el tiempo en el que debes devolver ese dinero más los intereses.
Además, hay otra serie de conceptos que deberías tener en cuenta como son las cuotas (la cantidad mensual que debes ir abonando para la devolución del crédito) y la amortización (el proceso de devolución de la deuda). En este sentido, aquí te dejamos dos artículos que pueden ser de tu interés: amortizar la hipoteca ¿reducir plazos o cuota? Y este otro sobre si es conveniente amortizar la hipoteca cuando suben los tipos de interés.
TIN y TAE
Existen dos conceptos muy importantes que se aplican a cualquier tipo de préstamo: TIN y TAE. El primero (Tipo de Interés Nominal) hace referencia al interés que cobra el prestamista por dejarnos el dinero; mientras que la Tasa Anual Equivalente calcula el coste total del préstamo incluyendo el TIN y las comisiones.
Costes asociados de un préstamo
Además de los intereses por el dinero prestado, existen otra serie de gastos asociados a los préstamos, habitualmente en forma de comisiones. Los más comunes son: comisión de apertura (al formalizar el préstamo), por cancelación (por cancelarlo antes del tiempo que figura en el contrato), por amortización anticipada (por reducir plazos o cuotas también antes de que acabe el tiempo del préstamo) y comisión de estudio (relativo al estudio que hace la entidad sobre los riesgos asociados al crédito).
Qué estudian los bancos para conceder un préstamo
A la hora de pedir un préstamo, es importante que sepas en qué se fijan los bancos y entidades financieras para que sepas qué aspectos de tus finanzas personales van a analizar. Habitualmente, lo que tienen en cuenta es tu historial crediticio (que no estés o hayas estado dentro de un registro de impagos), si cuentas con ingresos estables que favorezcan que vayas a devolver el crédito en tiempo y forma, y tu situación financiera, fundamentalmente el ratio de endeudamiento (el porcentaje que supone este crédito u otros que tengas adquirido sobre tus ingresos totales); no suele ser recomendable que los préstamos superen el ratio del 35-40% sobre los ingresos. En ciertas ocasiones, el banco puede solicitar un aval para la concesión del crédito o ciertas vinculaciones para ofrecer mejores condiciones (domiciliar la nómina, contratar un seguro con la entidad, etc.).
Plazos en un préstamo
Además del plazo de amortización (como hemos visto, el tiempo en el que se establece que debemos devolver el préstamo), existe otro plazo muy importante vinculado a los créditos que es el período de carencia: el tiempo que transcurre desde que solicitas el crédito hasta que empiezas a pagar, o los tiempos en los que, por ciertas circunstancias establecidas en el contrato, el importe de las cuotas suele ser menor porque sólo pagas intereses y no capital.
Consejos para pedir un préstamo
Una vez revisados todos los puntos relativos a qué es un préstamo, tipos y elementos a tener en cuenta, te detallamos una serie de consejos para pedir un préstamo:
Prepara la documentación que te van a solicitar
El primero de los consejos para pedir un préstamo es que tengas preparada la documentación que te van a solicitar para estudiar su concesión. Ésta, habitualmente, será la relativa a tu situación laboral (contrato y últimas nóminas y su reflejo en tus movimientos bancarios); última Declaración de la Renta; escrituras de propiedades si van a servir como garantía; además, la entidad consultará la CIRBE (Central de Información de Riesgos del Banco de España) para estudiar tu historial crediticio, así como otros ficheros de morosidad, por lo que es importante que revises si estás incluido en alguno de estos registros de impagos.
Cuál es tu situación financiera
Es importante que conozcas cuál es tu situación para saber si te puedes permitir el préstamo o no. Puedes comenzar por hacer tu presupuesto personal para identificar ingresos y gastos, con el fin de que puedas saber hasta dónde puedes llegar a endeudarte.
Estudia bien cuánto necesitas y cómo lo puedes devolver
Una vez que has identificado tu situación de partida, es importante que tengas muy bien calculado cuánto dinero debes pedir, y, sobre todo, cómo lo puedes devolver. Establecer objetivos financieros te puede ayudar a afinar bastante en esta tarea.
No pidas más dinero del que necesitas
No caigas en la tentación de solicitar un préstamo por un importe superior al que realmente necesitas. Como comentábamos, endeudarse no siempre es malo, pero sí lo es cuando superamos nuestra capacidad de endeudamiento, por lo que calibra bien la cantidad a solicitar y no superes esa cantidad sin necesidad.
Intenta devolverlo cuanto antes
Lo mismo lo podemos aplicar al plazo de devolución. No alargues un préstamo sin necesidad, pues a mayor tiempo, mayores intereses por el dinero prestado. Estudia bien qué plazo puedes asumir para devolver el crédito en el menor tiempo, pero sin que eso te genere una situación de estrés financiero.
Compara entre las distintas opciones del mercado
A la hora de pedir un crédito, no lo solicites sólo a una entidad. Como en todas las áreas de nuestras finanzas personales, comparar entre opciones puede ser la garantía de conseguir las mejores condiciones. En esta labor, no te fijes sólo en el TIN, ten en cuenta también la TAE para poder hacerte una idea más realista de cuánto te supone el crédito.
No falles en los pagos
Retrasarte en el pago de las cuotas puede llevarte a incurrir en gastos mucho mayores en forma de comisiones y penalizaciones. Por eso, es importante que no dejes de cumplir con tus obligaciones de pago.
Ahorra e intenta reducir gastos
Puesto que vas a incurrir en un gasto adicional en forma de las cuotas en las que devolverás el préstamo, el ahorro familiar va a ser fundamental para poder contar con unas finanzas saneadas. Intenta reducir los gastos mensuales; en ese sentido, pueden serte de gran ayuda los ayunos de gasto o algunas técnicas de las que os hemos hablado en alguna ocasión, como la regla del ahorro 50 30 20 o el reto de las 52 semanas.
Cuenta siempre con un fondo de emergencia
El fondo de emergencia es un salvavidas frente a posibles imprevistos. Contar con él es siempre importante, pero más aún si vas a solicitar un préstamo, pues puede ser tu garantía para poder hacer frente a las cuotas si ocurre alguna contingencia que haría imposible su devolución si no cuentas con este colchón de ahorro.
Mira bien la letra pequeña
Aunque parece una obviedad, es fundamental que entiendas bien todo lo que vas a firmar; especialmente si es algo que afecta a la economía de tu hogar y más aún si se trata de un préstamo. Por eso, es totalmente necesario que revises la letra pequeña y que preguntes todo lo que no te quede claro en relación al contrato del crédito.
Piensa bien para qué vas a usar el préstamo
Lo que quieras financiar con el préstamo marcará la diferencia entre que sea un buen crédito o uno de los errores en la gestión de tus finanzas personales. Como norma general, la vida útil de lo que vayas a financiar no debería ser menor a la duración del préstamo. Por eso, no deberías pedir créditos para compras compulsivas o gastos hormiga, y tampoco para financiar otras deudas ya adquiridas, pues eso sólo haría la pelota aún mayor. Del mismo modo, deberías replantearte la solicitud del crédito si tu estabilidad laboral peligra y es posible que en un futuro próximo no puedas hacer frente a la devolución del mismo.
Ojo con el sobreendeudamiento
Uno de los riesgos a la hora de solicitar un préstamo es caer en una situación de sobreendeudamiento; por eso, es importante que sepas hasta dónde puedes llegar sin superar tu capacidad de endeudamiento antes de pedir un nuevo crédito. En este sentido, te recordamos nuestro artículo sobre cómo reducir deudas, que seguro te resulta útil.
Conclusión:
A la hora de pedir un préstamo, es importante que estudies tu situación financiera y sepas cuánto dinero necesitas y cómo lo puedes devolver, para no pedir de más, ni en un plazo más alto del deseable. Es fudamental contar con toda la documentación requerida y comparar entra las opciones del mercado (revisando no sólo el TIN, sino también la TAE). Y deberás discernir para qué vas a solicitar ese dinero y no caer en una situación de sobreendeudamiento; así como entender bien todo el contrato, incluida la letra pequeña. Una vez solicitado el crédito jamás debes retrasarte en los pagos; para ello, puede serte de gran ayuda contar con un fondo de emergencia e intentar mejorar tu ahorro familiar. Si quieres ampliar tus conocimientos sobre este u otros temas, te recordamos nuestro programa de Educación Financiera.